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domingo, 2 de diciembre de 2012

La reina oscura, Primera parte III


Cuando Olrún llegó a la torre, suponía que ya habría comenzado la clase, ya que su encuentro con Balkar la había retrasado más de lo previsto. Gayus comenzaba sus clases después de que el rey acabará con las audiencias del día, ya que era uno de sus más estimados consejeros. Cuando la pequeña consiguió volver al castillo ya salían todos, así que corrió todo lo que pudo hasta la Torre Norte. Justo cuando entraba por la puerta, la vieja Sigrún estaba esperándola a la entrada de la cocina.
- Ya era hora de que llegaras. Llevo esperando toda la mañana a que me trajeras las verduras para hacer la comida.- Las regañinas de la vieja ama nunca fueron demasiado duras con la niña.- ¿Qué es lo que te ha pasado hoy?
- Lo siento Sigrún. Había mucha gente hoy en el mercado. Han llegado los comerciantes del sur, y han traído muchas cosas extrañas.- Contestó la niña, y mirando de reojo preguntó como con cierto disimulo- ¿Ha comenzado ya Gayus?
- Hoy no va a dar la lección. Así que no tienes que limpiar la sala.- dijo la anciana con una sonrisa burlona- Ha puesto a Kishar y a Ilma a leer no sé que vieja historia. Creo que están en el invernadero.
El invernadero estaba en la parte más alta. Allí Gayus cultivaba sus plantas medicinales y otras no tan medicinales, para no tener que ir bosque por ellas. Era una de las estancias favoritas de Olrún, a pesar de que allí la humedad y el calor podían ser bastante agobiantes, estaba llena de vida. Había mucha luz por todas partes y estaba repleta de flores de brillantes colores, hojas enormes, y solía haber mariposas e insectos revoloteando por todas partes. Los pájaros iban y venían por los enormes ventanales.
Subió a toda prisa por las estrechas escaleras de caracol que vertebraban la torre y vio a Kishar y a Ilmassa sentados junto al balcón abierto. Kishar tenía entre las manos un enorme libro, tan viejo que parecía desmoronarse en sus manos. Andaba buscando lo que se suponían que debían leer aquel día.
- Hola, ¿que estáis haciendo?- Preguntó Olrún.
- A ti no te importa.- Respondió Ilmassa con mirada desafiante- Estamos estudiando lo que el Maestro Gayus nos ha ordenado. Vete a limpiar por hay, que es para lo único que sirves.
- Ilma, ya basta. Olrún no molesta a nadie.- Kishar intentó poner paz entre las dos como de costumbre, cosa que no solía ser fácil.
- Ella no tiene porque estar aquí. Debería estar limpiando o ayudando a Sigrún. Lo que hace es perder el tiempo. ¿Para qué le va a servir a ella estudiar?
- No tengo nada que hacer.-Olrún solía ignorar a Ilma cuando se ponía así- Acabo de llegar del mercado y la comida ya casi esta lista ¿Qué ibais a leer?
Olrún se sentó a en el suelo frente a Kishar. Ilma se cruzó de brazos y piernas y puso mala cara mientras miraba de reojo, pero no se quejó más. El aprendiz abrió el libro y comenzó a leer.
- Voy a leeros el comienzo de los Reinos.
- ¿El comienzo de los Reinos?- Pregunto Olrún.
- El comienzo de todos los seres del continente, y de todos sus reinos. Y también relata algo sobre la Profecía de Las Tres Señoras, aunque creo que no se sabe demasiado sobre ella.
- ¿Y eso qué es?
Ahora era Ilmassa la que preguntaba. Había escuchado a Gayus hablar algo acerca de eso alguna vez, pero jamás se la había explicado. No sabía exactamente en que consistía. Había muchas cosas que Ilmassa desconocía, y que se suponía que ya debía saber, y eso la hacía sentir algo decepcionada consigo misma, a pesar de que todos le decían que no se preocupara de eso.
- Queréis dejar de preguntar. Cuando lo lea, lo sabréis. Veamos.... Sí, aquí está:
>>En el comienzo de los tiempos el continente Rodinia era un lugar desértico, sin vida. Sólo había rocas y montañas. Por él solo caminaba el viento y las sombras, y las Tres Hermanas. Como todas estaban tristes, porque no había más vida que ellas, comenzaron a discutir sobre que debían hacer. La mayor de ellas, la más sabia propuso crear lugares de sombra y descanso, así que crearon los árboles. También propuso crear lugares donde refrescarse, y así crearían los ríos y lagos.
>>De ese modo fueron surgiendo grandes extensiones de bosques, llegando a ocupar gran parte Rodinia, y surcaron de ríos y lagos como venas, para dar vida. Pero seguían sintiéndose solas. La mediana propuso entonces que de ellas mismas naciera vida, e insistió en crear a los animales. Pero las otras dos no estuvieron de acuerdo. La más pequeña insistió en que era demasiado joven y pura, y la mayor, que no era esa su función que ella tenía otras tareas. La hermana medina estaba desolada. Se pelearon y pelearon durante tantos días como puede tener una estación, provocando grandes desastres. Entonces la Segunda Hermana se fue sola, internándose en el bosque. Pasaron días, semanas y años, y ella cada vez se adentraba más y más en las profundidades de Rodinia, hasta que se perdió. Se encontró en el corazón del bosque, que era oscuro y húmedo. Allí encontró al Señor Astado, el espíritu vivo del bosque. Había nacido junto con el bosque, sin que las Hermanas se diesen cuenta.
>>Entonces la Segunda Hermana le propuso al Señor Astado llenar el bosque de vida, y de ellos dos surgieron todos los seres: los ríos se llenaron de peces de todos los colores y tamaños; en el bosque ahora se escuchaban el canto de cientos de pájaros y entre los árboles se veía correr de ciervos, conejos, lobos, zorros y multitud de criaturas. Pero la Segunda Hermana no era del todo feliz, a pesar de dar a luz a todas las criaturas vivas del mundo. Añoraba a sus hermanas, así que le pidió al Señor Astado que las encontrara y las llevara junto a ella, mientras ella seguía alumbrando. Éste accedió, y se marchó, dejándola a ella en mitad del bosque, continuando con su labor de llenar de vida Rodinia.
>>El Señor Astado viajó por todo el mundo buscando a las hermanas. Buscó y buscó durante tanto tiempo que perdió la noción de mismo. Hasta que un día las encontró a las dos en una playa, observando con curiosidad unos peces. Les suplicó que fueran con él, que su hermana las necesitaba junto a ella. La pequeña se asustó, y se escondió entre las enaguas de su hermana. La mayor lo miró con detenimiento y le pregunto si él era el causante de todas las criaturas que ahora la rodeaban. Él asintió. Ella pareció enfadarse con él y se negó, puesto que la Segunda Hermana la había desobedecido y había actuado sin contar con ellas. Pero el Señor Astado no se rindió. Le prometió a la Primera Hermana que no se entrometería entre ellas tres, que ellas decidirían que hacer. Entonces accedieron a ir, y así fueron en busca de la mediana.
>>Cuando llegaron, la Segunda Hermana estaba muy enferma. La Primera se acercó y vio que el problema era que no podía parir sin ayuda a las siguientes criaturas: Era un hombre y una mujer. Así que entre ella y la Tercera Hermana ayudaron a la Segunda a dar a luz a los primeros humanos.
>>Cuando vieron el mundo se adueñaron de él, ignorando a las tres hermanas y sus consejos. Así que decidieron que debían crear otros seres, que si las respetasen, y así la Segunda Hermana y el Señor Astado dieron a luz a los elfos, gnomos, unicornios y todos los seres mágicos. Incluso a los orcos y Trolls y resto de seres oscuros, para lograr el equilibrio entre la noche y el día.
>>El mundo se convirtió en un caos. Los hombres se peleaban con el resto de seres por la supremacía y el poder. Intentaban hacerse con los poderes mágicos para controlar el mundo que les rodeaba, y ostentar el poder absoluto que, según ellos les pertenecía por derecho, por haber nacido antes que ellos.
>>Así, las Tres Hermanas decidieron dividirse el mundo: la Primera Hermana se quedaría con la Oscuridad, y la luna menguante como símbolo; la Tercera decidió quedarse con la Luz, y la luna creciente. Así a la Segunda le quedó las Sombras, pero a cambio su símbolo sería la luna llena y el papel de mediadora entre las otras dos. Pero dejaron a los hombres de lado, ya que ellos decidieron ignorarlas. Pero antes escogieron un grupo de personas a las que enseñaron el arte de la magia, y que sirvieran de eslabón entre los mundos.
>>Pasaron años, siglos y todo siguió adelante. Así el bosque fue disminuyendo y surgieron las llanuras y praderas y también las primeras aldeas. La Primer Hermana eligió a un grupo de hombres y les enseño los secretos de la magia, y fueron llamados hechiceros y brujas. Y la Tercera Hermana eligió a cuatro doncellas para que fueran las guardianas de sus secretos, y de la magia, que serían conocidas como las cuatro sacerdotisas, que renacerían una y otra vez para guardar y proteger las fuentes del poder.
>>Pero llegó el momento en que las Hermanas debieron marcharse, y debían decidir que hacer con sus reinos. Como la Primera y la Tercera Hermana no tuvieron hijos propios, optaron por los hijos de la Segunda Hermana, y dividieron sus respectivos reinos en muchos otros creando así el reino de los elfos, el reino de las hadas, el reino de los orcos y así sucesivamente.
>> Antes de abandonar Rodinia, lanzaron una profecía, que quedo escrita en la piedra sagrada. Esa piedra quedó en manos de las Cuatro Sacerdotisas de los Elementos, que serían las guardianas de los ríos de la magia, a las que había escogido y enseñado la Tercera Hermana. La profecía quedó oculta a los ojos de los todos los seres, esperando el momento de que se hiciera realidad.
>>Así, las Tres Hermanas y el Señor Astado subieron a una pequeña barca en la orilla de la playa misma playa dónde una vez las encontró él, para así no volver jamás. En la misma barca en la que todos los reyes y señores de los reinos creados por ellas irían tras ellas, cuando su labor acabara en Rodinia.
Tras la lectura todos quedaron un momento en silencio, mientras reflexionaban en lo que habían leído. Olrún miraba a Ilmassa con curiosidad y cierto escepticismo. Se suponía que ella era la reencarnación de una de aquellas primeras sacerdotisas elegidas por la Tercera Hermana. Ilmassa, por su parte parecía perdida en sus propias cavilaciones. Sólo Kishar parecía que solo había leído un cuento.
- Bueno, pues ya está. Creo que va siendo hora de ir a comer.- El chico se puso en pie de un salto y se encaminó a la escalera.
- Ilma,- dijo Olrún, con un susurro- ¿de verdad eres una de esas sacerdotisas? ¿Conociste a las Tres Hermanas?
- Por su puesto que sí.- Su tono tenía más rabia que nunca.- O tú que te crees. No deberías ser tan impertinente- La sacerdotisa se puso en pie y fue tras Kishar.

CONTINUARÁ…

@kris_Cb_21

2 comentarios:

Anónimo

Es una historia que podrías vender bien. Más tiempo para poder desarrollarla, pero me gusta.

Unknown

Muchas gracias. Espero poder vivir algún día de escribir, (y digo vivir)

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