• Fotografía Pilar Giralte
  • Fotografía Rubén Giráldez
  • Fotografia Cristina Solano
  • Fotografía Mary Calduch
  • Fotografía el rasurador
  • Fotografía de Diego Belmonte
  • Fotografía de Cristina Cabrera
  • Fotografía de Anabel Munoz
  • Fotografía de David Pérez
  • Fotografía de Patricia Sanchez
  • Fotografía de Jesús Ahelle

domingo, 2 de diciembre de 2012

LA VIDA CAPÍTULO 1

¿Cómo contar la historia de la vida si yo he formado parte de ella durante tan poco tiempo? Si tan siquiera la conozco en su plenitud, sólo un pestañeo de un lugar y de un momento que no dice nada pero que, sin embargo lo dice todo.

Puedo, entonces, contaros la vida que he podido observar y conocer, que a muchos resultará conocida y a otros muchos todo lo contrario.
La vida puede ser azar, pues por pura casualidad en la unión de dos personas nace otra, y es ese individuo y no otro el que nace y comienza a formar parte de un mundo que ahora se convierte en el suyo.
La vida puede estar regida por el azar, pues por pura casualidad en la unión de dos personas nace otra, y es ese individuo y no otro el que nace, y comienza a formar parte de un mundo que ahora se convierte en el suyo.
Es tan extraño ser uno mismo física y mentalmente y no cualquier otra persona…
Es de lógica, entonces, pensar que yo existo porque un día nací. Supongo que hasta ahí estaréis todos de acuerdo conmigo.
El lugar en el que nací es conocido como el Barrio 13, y es en el que he residido durante toda mi vida, como es normal. Si naces en un Barrio, lo lógico es que te quedes ahí. Todo el mundo lo hace y yo no iba a ser el primero en romper con lo establecido.
Desde pequeño mi familia había seguido el “Modelo Lógico de Familia”, por lo menos según las costumbres del Barrio 13, porque es verdad que dependiendo de aquel en el que te encuentres pueden variar algunas costumbres, pero básicamente el “Modelo Familiar” es el mismo en todos.


Mi madre es una mujer trabajadora, ama de casa. Mi padre trabaja en la fábrica de vidrio, la que está entre el Barrio 12 y el mío. Un año hubo un incendio en la fábrica que, a pesar de poder ser contenido con eficacia, ocasionó un grave accidente. En concreto fue a mi vecino el de la izquierda, el pobre desde entonces no pudo usar su diestra.


Nuestras casas están dispuestas en calles paralelas unidas entre sí cada varias manzanas y no se suelen diferenciar en mucho. Algún vecino cambia algo de vez en cuando para hacerla más personal, incluso recuerdo a un vecino que se atrevió a poner un gnomo en el jardín ¡Qué locuras! Diréis. Pues sí. La gente pasaba por delante de su casa sin dar crédito a sus ojos. El gnomo no solo era una novedad en sí, si no que poseía unos colores tan llamativos que hacían destacar su casa entre todas, como un faro en una noche de niebla frente al mar. Esto le ocasionó el vacío de algunos vecinos, porque no entendían qué le había pasado al vecino del gnomo para hacer una cosa así. En los Barrios todo marcha bien, porque todos actuamos igual, no hay otra manera de hacerlo, y ese hombre… ¿Qué pretendía? Bueno, no os podéis ni imaginar el revuelo que levantó el gnomo de jardín, al final el hombre se arrepintió, pidió disculpas a sus vecinos y quitó el gnomo del jardín. Los vecinos volvieron a hablarle como antes y todo volvió a la normalidad. Todavía cuando pasas delante del jardín ves que la hierba donde había estado el gnomo está un poco más seca.
Un mes después de este suceso murió de una parada cardiorrespiratoria el único habitante de la casa 1823, paralela a la mía. El vecino fallecido era uno de los hombres más sanos que yo haya podido conocer. Este hecho y diversos acontecimientos que sucederían más tarde hicieron que me replanteara la teoría de que la vida puede estar dirigida por el azar, para llegar a la conclusión de que podría estar marcada por un destino ya fijado.

0 comentarios:

Dí lo que piensas...