Cuando
Olrún
llegó
a
la
torre,
suponía
que
ya
habría
comenzado
la
clase,
ya
que
su
encuentro
con
Balkar
la
había
retrasado
más
de
lo
previsto.
Gayus
comenzaba
sus
clases
después
de
que
el
rey
acabará
con
las
audiencias
del
día,
ya
que
era
uno
de
sus
más
estimados
consejeros.
Cuando
la
pequeña
consiguió
volver
al
castillo
ya
salían
todos,
así
que
corrió
todo
lo
que
pudo
hasta
la
Torre
Norte.
Justo
cuando
entraba
por
la
puerta,
la
vieja
Sigrún
estaba
esperándola
a
la
entrada
de
la
cocina.
-
Ya era hora de que llegaras. Llevo esperando toda la mañana a que me
trajeras las verduras para hacer la comida.- Las regañinas de la
vieja ama nunca fueron demasiado duras con la niña.- ¿Qué es lo
que te ha pasado hoy?
-
Lo
siento
Sigrún.
Había
mucha
gente
hoy
en
el
mercado.
Han
llegado
los
comerciantes
del
sur,
y
han
traído
muchas
cosas
extrañas.-
Contestó
la
niña,
y
mirando
de
reojo
preguntó
como
con
cierto
disimulo-
¿Ha
comenzado
ya
Gayus?
-
Hoy no va a dar la lección. Así que no tienes que limpiar la sala.-
dijo la anciana con una sonrisa burlona- Ha puesto a Kishar y a Ilma
a leer no sé que vieja historia. Creo que están en el invernadero.
El
invernadero
estaba
en
la
parte
más
alta.
Allí
Gayus
cultivaba
sus
plantas
medicinales
y
otras
no
tan
medicinales,
para
no
tener
que
ir
bosque
por
ellas.
Era
una
de
las
estancias
favoritas
de
Olrún,
a
pesar
de
que
allí
la
humedad
y
el
calor
podían
ser
bastante
agobiantes,
estaba
llena
de
vida.
Había
mucha
luz
por
todas
partes
y
estaba
repleta
de
flores
de
brillantes
colores,
hojas
enormes,
y
solía
haber
mariposas
e
insectos
revoloteando
por
todas
partes.
Los
pájaros
iban
y
venían
por
los
enormes
ventanales.
Subió
a
toda
prisa
por
las
estrechas
escaleras
de
caracol
que
vertebraban
la
torre
y
vio
a
Kishar
y
a
Ilmassa
sentados
junto
al
balcón
abierto.
Kishar
tenía
entre
las
manos
un
enorme
libro,
tan
viejo
que
parecía
desmoronarse
en
sus
manos.
Andaba
buscando
lo
que
se
suponían
que
debían
leer
aquel
día.
-
Hola,
¿que
estáis
haciendo?-
Preguntó
Olrún.
-
A ti no te importa.- Respondió Ilmassa con mirada desafiante-
Estamos estudiando lo que el Maestro Gayus nos ha ordenado. Vete a
limpiar por hay, que es para lo único que sirves.
-
Ilma,
ya
basta.
Olrún
no
molesta
a
nadie.-
Kishar
intentó
poner
paz
entre
las
dos
como
de
costumbre,
cosa
que
no
solía
ser
fácil.
-
Ella no tiene porque estar aquí. Debería estar limpiando o ayudando
a Sigrún. Lo que hace es perder el tiempo. ¿Para qué le va a
servir a ella estudiar?
-
No tengo nada que hacer.-Olrún solía ignorar a Ilma cuando se ponía
así- Acabo de llegar del mercado y la comida ya casi esta lista ¿Qué
ibais a leer?
Olrún
se
sentó
a
en
el
suelo
frente
a
Kishar.
Ilma
se
cruzó
de
brazos
y
piernas
y
puso
mala
cara
mientras
miraba
de
reojo,
pero
no
se
quejó
más.
El
aprendiz
abrió
el
libro
y
comenzó
a
leer.
-
Voy a leeros el comienzo de los Reinos.
-
¿El comienzo de los Reinos?- Pregunto Olrún.
-
El
comienzo
de
todos
los
seres
del
continente,
y
de
todos
sus
reinos.
Y
también
relata
algo
sobre
la
Profecía
de
Las
Tres
Señoras,
aunque
creo
que
no
se
sabe
demasiado
sobre
ella.
-
¿Y eso qué es?
Ahora
era
Ilmassa
la
que
preguntaba.
Había
escuchado
a
Gayus
hablar
algo
acerca
de
eso
alguna
vez,
pero
jamás
se
la
había
explicado.
No
sabía
exactamente
en
que
consistía.
Había
muchas
cosas
que
Ilmassa
desconocía,
y
que
se
suponía
que
ya
debía
saber,
y
eso
la
hacía
sentir
algo
decepcionada
consigo
misma,
a
pesar
de
que
todos
le
decían
que
no
se
preocupara
de
eso.
-
Queréis dejar de preguntar. Cuando lo lea, lo sabréis. Veamos....
Sí, aquí está:
>>En
el comienzo de los tiempos el continente Rodinia era un lugar
desértico, sin vida. Sólo había rocas y montañas. Por él solo
caminaba el viento y las sombras, y las Tres Hermanas. Como todas
estaban tristes, porque no había más vida que ellas, comenzaron a
discutir sobre que debían hacer. La mayor de ellas, la más sabia
propuso crear lugares de sombra y descanso, así que crearon los
árboles. También propuso crear lugares donde refrescarse, y así
crearían los ríos y lagos.
>>De
ese
modo
fueron
surgiendo
grandes
extensiones
de
bosques,
llegando
a
ocupar
gran
parte
Rodinia,
y
surcaron
de
ríos
y
lagos
como
venas,
para
dar
vida.
Pero
seguían
sintiéndose
solas.
La
mediana
propuso
entonces
que
de
ellas
mismas
naciera
vida,
e
insistió
en
crear
a
los
animales.
Pero
las
otras
dos
no
estuvieron
de
acuerdo.
La
más
pequeña
insistió
en
que
era
demasiado
joven
y
pura,
y
la
mayor,
que
no
era
esa
su
función
que
ella
tenía
otras
tareas.
La
hermana
medina
estaba
desolada.
Se
pelearon
y
pelearon
durante
tantos
días
como
puede
tener
una
estación,
provocando
grandes
desastres.
Entonces
la
Segunda
Hermana
se
fue
sola,
internándose
en
el
bosque.
Pasaron
días,
semanas
y
años,
y
ella
cada
vez
se
adentraba
más
y
más
en
las
profundidades
de
Rodinia,
hasta
que
se
perdió.
Se
encontró
en
el
corazón
del
bosque,
que
era
oscuro
y
húmedo.
Allí
encontró
al
Señor
Astado,
el
espíritu
vivo
del
bosque.
Había
nacido
junto
con
el
bosque,
sin
que
las
Hermanas
se
diesen
cuenta.
>>Entonces
la Segunda Hermana le propuso al Señor Astado llenar el bosque de
vida, y de ellos dos surgieron todos los seres: los ríos se llenaron
de peces de todos los colores y tamaños; en el bosque ahora se
escuchaban el canto de cientos de pájaros y entre los árboles se
veía correr de ciervos, conejos, lobos, zorros y multitud de
criaturas. Pero la Segunda Hermana no era del todo feliz, a pesar de
dar a luz a todas las criaturas vivas del mundo. Añoraba a sus
hermanas, así que le pidió al Señor Astado que las encontrara y
las llevara junto a ella, mientras ella seguía alumbrando. Éste
accedió, y se marchó, dejándola a ella en mitad del bosque,
continuando con su labor de llenar de vida Rodinia.
>>El
Señor
Astado
viajó
por
todo
el
mundo
buscando
a
las
hermanas.
Buscó
y
buscó
durante
tanto
tiempo
que
perdió
la
noción
de
sí
mismo.
Hasta
que
un
día
las
encontró
a
las
dos
en
una
playa,
observando
con
curiosidad
unos
peces.
Les
suplicó
que
fueran
con
él,
que
su
hermana
las
necesitaba
junto
a
ella.
La
pequeña
se
asustó,
y
se
escondió
entre
las
enaguas
de
su
hermana.
La
mayor
lo
miró
con
detenimiento
y
le
pregunto
si
él
era
el
causante
de
todas
las
criaturas
que
ahora
la
rodeaban.
Él
asintió.
Ella
pareció
enfadarse
con
él
y
se
negó,
puesto
que
la
Segunda
Hermana
la
había
desobedecido
y
había
actuado
sin
contar
con
ellas.
Pero
el
Señor
Astado
no
se
rindió.
Le
prometió
a
la
Primera
Hermana
que
no
se
entrometería
entre
ellas
tres,
que
ellas
decidirían
que
hacer.
Entonces
accedieron
a
ir,
y
así
fueron
en
busca
de
la
mediana.
>>Cuando
llegaron, la Segunda Hermana estaba muy enferma. La Primera se acercó
y vio que el problema era que no podía parir sin ayuda a las
siguientes criaturas: Era un hombre y una mujer. Así que entre ella
y la Tercera Hermana ayudaron a la Segunda a dar a luz a los primeros
humanos.
>>Cuando
vieron el mundo se adueñaron de él, ignorando a las tres hermanas y
sus consejos. Así que decidieron que debían crear otros seres, que
si las respetasen, y así la Segunda Hermana y el Señor Astado
dieron a luz a los elfos, gnomos, unicornios y todos los seres
mágicos. Incluso a los orcos y Trolls y resto de seres oscuros, para
lograr el equilibrio entre la noche y el día.
>>El
mundo se convirtió en un caos. Los hombres se peleaban con el resto
de seres por la supremacía y el poder. Intentaban hacerse con los
poderes mágicos para controlar el mundo que les rodeaba, y ostentar
el poder absoluto que, según ellos les pertenecía por derecho, por
haber nacido antes que ellos.
>>Así,
las Tres Hermanas decidieron dividirse el mundo: la Primera Hermana
se quedaría con la Oscuridad, y la luna menguante como símbolo; la
Tercera decidió quedarse con la Luz, y la luna creciente. Así a la
Segunda le quedó las Sombras, pero a cambio su símbolo sería la
luna llena y el papel de mediadora entre las otras dos. Pero dejaron
a los hombres de lado, ya que ellos decidieron ignorarlas. Pero antes
escogieron un grupo de personas a las que enseñaron el arte de la
magia, y que sirvieran de eslabón entre los mundos.
>>Pasaron
años,
siglos
y
todo
siguió
adelante.
Así
el
bosque
fue
disminuyendo
y
surgieron
las
llanuras
y
praderas
y
también
las
primeras
aldeas.
La
Primer
Hermana
eligió
a
un
grupo
de
hombres
y
les
enseño
los
secretos
de
la
magia,
y
fueron
llamados
hechiceros
y
brujas.
Y
la
Tercera
Hermana
eligió
a
cuatro
doncellas
para
que
fueran
las
guardianas
de
sus
secretos,
y
de
la
magia,
que
serían
conocidas
como
las
cuatro
sacerdotisas,
que
renacerían
una
y
otra
vez
para
guardar
y
proteger
las
fuentes
del
poder.
>>Pero
llegó el momento en que las Hermanas debieron marcharse, y debían
decidir que hacer con sus reinos. Como la Primera y la Tercera
Hermana no tuvieron hijos propios, optaron por los hijos de la
Segunda Hermana, y dividieron sus respectivos reinos en muchos otros
creando así el reino de los elfos, el reino de las hadas, el reino
de los orcos y así sucesivamente.
>>
Antes de abandonar Rodinia, lanzaron una profecía, que quedo escrita
en la piedra sagrada. Esa piedra quedó en manos de las Cuatro
Sacerdotisas de los Elementos, que serían las guardianas de los ríos
de la magia, a las que había escogido y enseñado la Tercera
Hermana. La profecía quedó oculta a los ojos de los todos los
seres, esperando el momento de que se hiciera realidad.
>>Así,
las
Tres
Hermanas
y
el
Señor
Astado
subieron
a
una
pequeña
barca
en
la
orilla
de
la
playa
misma
playa
dónde
una
vez
las
encontró
él,
para
así
no
volver
jamás.
En
la
misma
barca
en
la
que
todos
los
reyes
y
señores
de
los
reinos
creados
por
ellas
irían
tras
ellas,
cuando
su
labor
acabara
en
Rodinia.
Tras
la lectura todos quedaron un momento en silencio, mientras
reflexionaban en lo que habían leído. Olrún miraba a Ilmassa con
curiosidad y cierto escepticismo. Se suponía que ella era la
reencarnación de una de aquellas primeras sacerdotisas elegidas por
la Tercera Hermana. Ilmassa, por su parte parecía perdida en sus
propias cavilaciones. Sólo Kishar parecía que solo había leído un
cuento.
-
Bueno, pues ya está. Creo que va siendo hora de ir a comer.- El
chico se puso en pie de un salto y se encaminó a la escalera.
-
Ilma,- dijo Olrún, con un susurro- ¿de verdad eres una de esas
sacerdotisas? ¿Conociste a las Tres Hermanas?
-
Por su puesto que sí.- Su tono tenía más rabia que nunca.- O tú
que te crees. No deberías ser tan impertinente- La sacerdotisa se
puso en pie y fue tras Kishar.
CONTINUARÁ…
@kris_Cb_21
2 comentarios:
Es una historia que podrías vender bien. Más tiempo para poder desarrollarla, pero me gusta.
Muchas gracias. Espero poder vivir algún día de escribir, (y digo vivir)
Dí lo que piensas...